viernes, 13 de febrero de 2009

FUNCIÓN IDEOLÓGICA DE LOS JUGUETES BÉLICOS




FUNCIÓN IDEOLÓGICA DE LOS JUGUETES BÉLICOS


A través del juguete, el niño va interiorizando y haciendo suyos los comportamientos socia-les y valores que los juguetes resaltan, por ello, consideramos que los juguetes bélicos no son neu-trales ni simplemente un juego más. En ellos está la base de lo que podemos llamar intento de per-petuación de un cierto sistema social, de un modelo de sociedad competitiva, violenta, represora, acostumbrada a dividir el mundo en buenos y malos y que exalta el afán de dominio-poder como valor en sí mismo. En definitiva, la violencia se convierte en árbitro de las relaciones sociales: el más fuerte triunfa, tiene la razón, y además es el bueno. Matar y morir forman parte del juego. En ello subyace un desprecio por la vida, fundamentalmente del otro.

Los juguetes bélicos suponen una iniciación en el esquema machista-militarista de la socie-dad. El niño descubre que su papel como hombre está bien diferenciado del de la mujer. Busca así identificarse con la figura mítica del guerrero valiente, dispuesto a matar y a morir. Fuerza, valentía, dureza han de ser sus virtudes (los hombres no lloran).

La niña, sin embargo, tiene que jugar a ser madrecita; aprende a acariciar y a vestir a sus muñecas, a hacer comiditas y las labores de casa. Ella ha de ser tierna, delicada, sumisa y elegan-te.

Con ello se comienza desde la infancia a delimitar las funciones del hombre y la mujer y a perpetuar el dominio del macho.

Finalmente, los juguetes de guerra cumplen un papel legitimador de las instituciones repre-sivas del Estado: Ejército, policía, cárcel. Este proceso se realiza a través de la simplificación y divi-sión del mundo en buenos y malos que le inculcan al niño, quien lo lleva a la práctica en sus juegos, quedando establecido de antemano que dichas instituciones pertenecen al bando de los buenos.

Esto parece mucho más claro en las abundantes series televisivas de películas sobre todo americanas del oeste, o en series como Los hombres de Harrelson, Starsky y Hutch o el todopode-roso amigo de los niños Mazinger Z. Estos héroes, preparados para que el niño se sienta identifica-do con ellos, resultan en un frío análisis harto sospechosos, sobre todo por los medios que emplean y más solapadamente por sus fines, pero procuran sobre todo dejar bien claro quién es el bueno, a quien todo le está permitido, y quien es el malo.

Ideas como la necesidad del rearme pueden estar contenidas sutilmente en series como la citada Macinger Z. Su protagonista siempre tiene que descubrir nuevos métodos de defensa porque las fuerzas del mal están continuamente al acecho. Estos héroes televisivos pronto pasan a engor-dar el mercado del juguete para continuar así su influencia.

Hay que mencionar también la importancia que en esta línea de perpetuación del sistema social, diferencia de roles y legitimación de las instituciones represivas tienen no solo los juguetes de guerra y la TV, sino también la inmensa mayoría de la literatura infantil.

Falta de sentido pedagógico en los juguetes bélicos.

Entre las pocas razones en defensa de los juguetes bélicos se encuentran frecuentemente la de que no se debe ocultar al niño una realidad como es la violencia social y las guerras. Otros consideran a los juguetes bélicos como una necesidad del niño para canalizar su agresividad. Fi-nalmente, el que el niño los quiera y juegue a gusto con ellos sería motivo suficiente para otros.

En primer lugar, con los juguetes bélicos el niño no capta a su nivel la realidad de la violen-cia social ni de las guerras, sino sus estereotipos: la división simplista del mundo en buenos y ma-los y la creación de héroes tan poco reales como fecundos a la hora de imaginar un nuevo tipo de relaciones sociales. Por ello, los juguetes de guerra más que ayudar al niño a descubrir la realidad social ocultan las causas y consecuencias de toda violencia y de la guerra.

A quienes defienden este argumento habrá que preguntar por qué realidades menos peli-grosas socialmente, como puede ser el suicidio o la prostitución, no entran a formar parte de los juegos de los niños. Hasta ahora no hemos encontrado ningún ahorcado de juguete, ninguna prosti-tuta o prostituto. Sin embargo es curioso constatar cómo se inculca al niño nuestra sociedad puris-ta. Mientras la violencia ha adquirido carta de ciudadanía en los juguetes, son reprimidas frecuen-temente las manifestaciones más naturales y espontáneas de contacto afectivo.

Existen juguetes mucho más adecuados que los bélicos para orientar hacia una creatividad constructora la agresividad natural del niño. Una educación no represiva tanto en la familia como en la escuela evitan en buena parte que la agresividad natural del niño se convierta en necesidad de violencia, aunque solo sea a nivel del juego.

La razón por la que el niño quiere juguetes de guerra hay que buscarla fundamentalmente en la propaganda. Si la propaganda ha hecho su impacto en el adulto convirtiéndonos en sociedad de consumo, con mucha más facilidad lo ha conseguido en el niño. En sus cartas a los reyes, tanto las niñas como los niños piden sus muñecas y sus juguetes de guerra con el nombre propio de la marca o explican su relación con la serie de TV en que aparecen. En el caso de los niños estos ju-guetes suelen estar unidos a los héroes de identificación creados para ellos, con lo que su necesi-dad se fundamenta en una refinada explotación de la psicología infantil.

Papel económico de los juguetes de guerra

Si el niño pide juguetes de guerra es por la influencia de la propaganda. Para quienes inten-tan no dejarse engañar de la aparente generosidad que muestra la propaganda al anunciar sus productos, no será difícil comprender que los juguetes bélicos son otro tinglado más. Lo que impor-ta es vender más para ganar más. Que estos juguetes sean educativos o no, queda fuera de los planteamientos del mercado capitalista, que busca sus intereses y no los del niño. Por ello reco-mendamos la sospecha cuando lea, oiga o vea en TV frases como Haga feliz a su hijo comprándo-le...

Con todo ello no queremos ser deterministas ni fanáticos, viendo en el niño que juega con juguetes bélicos un futuro asesino o policía. Tampoco pensemos que no debe comprarse nunca un juguete bélico al niño que lo pida, ya que según las circunstancias, no comprárselo puede producir efectos más negativos, sobre todo si el origen de esta demanda (TV, tebeos, amigos, ...) siguen creándole la necesidad de él.

Lo que está en nuestras manos es no estimular los juguetes bélicos, tratar de cortar el origen de la demanda y sobre todo ofrecer al niño juguetes y situaciones que hagan innece-sarios los juguetes bélicos.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE LOS JUGUETES BÉLICOS

PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE LOS JUGUETES BÉLICOS

Aquí tienes algunos comentarios-preguntas que solemos oír cuando se habla sobre los juguetes bélicos o la violencia en los dibujos animados. No hay respuesta acertada o equivocada, éstas que tienes aquí representan unas opiniones personales.

1.- ¿Negar a los niños/as pistolas y juguetes bélicos no les puede frustrar y hacerles desearlos más?

¿Permitimos a nuestros hijos/as poner la mano en una estufa caliente o les dejamos fumar o consumir cocaína porque diciéndoles que no, les haríamos desearlo más? NO. Porque nuestro trabajo como padres/madres y profesores/as es educar a nuestro niños/as en un espacio seguro, enseñándoles las normas en que creemos. Si aquí entra restringir los juguetes y las series bélicas, pues entra, simplemente decimos no y explicamos por qué. Sólo podemos desear que entiendan las "normas" que les enseñamos. No necesitamos hacer un drama sobre los juguetes bélicos que pueda convertirlos en un fruto prohibido. Simplemente les hacemos saber cómo nos sentimos y por qué.

2.- ¿Si las niñas/os no tienen pistolas no harán pistolas con sus dedos, palos, plátanos, etc.?

El mayor problema que tenemos al adquirir juguetes bélicos es que al comprarlos les estamos diciendo a los niños/as que nos parece bien que jueguen con ellos y por lo tanto que la guerra y la violencia nos parecen bien como soluciones a los problemas. Que los niños/as utilicen sus dedos como pistolas no quiere decir que haya que proporcionarles juguetes bélicos. No deseamos que nuestros hijos/as hagan gestos que simbolicen pistolas, pero no se lo impediremos, a no ser que les lleve a pegarse.

3.- ¿Los juguetes bélicos no proporcionan una catarsis para la agresividad de los niños/as?

Dar a os niños/as juguetes bélicos no les elimina la violencia; frecuentemente la crea o la aumenta. No hay que confundir violencia con agresividad, con vitalidad. Necesitamos darles canales para expresar su agresividad de formas útiles. Recomendamos a las personas que tienen niñas/os que juegan con juguetes bélicos que hagan este experimento. Jugad con vuestras niñas/os y sus amigos/as durante un rato con bloques, pelotas, puzzles, pinturas, etc. Tras un rato introducid pistolas, transformables, etc. y ved si cambian el juego y la conducta.

4.- ¿Cómo canalizar la agresividad sin darles este tipo de salidas?

Hay muchas formas de permitir que un niño/a esté furioso o utilice su agresividad sin hacer daño o imaginar que hace daño a otros. Creemos que la mejor forma es construir la autoestima del niña/o y felicitarles por la conducta positiva, yendo a las raíces de sus problemas e intentando ayudarlo a utilizar el lenguaje, a cooperar y a desarrollar formas creativas de resolver los conflictos. Junto a esto, el juego físico ayuda a reducir la agresividad violenta y la tensión.
Hay bastantes libros que analizan estro problemas. Es importante comprender las etapas del desarrollo infantil para ayudarles a comprender su propia angustia y los cambios debidos al crecimiento.

5.- ¿Cómo puedo ayudar a mi niño/a a vencer las presiones de sus amigos/as para tener juguetes bélicos y ver series violentas?

Hay mucha presión de los compañeros/as par tener montones de juguetes. Es importante ayudar a los niños/as a tener un sentimiento de autovaloración como cimiento de su personalidad. Proporcionarles juguetes y experiencias alternativas que puedan compartir con sus amigas/os. Y sobre todo hablar con ellos/as sobre sus sentimientos y los tuyos. Deberían comprender porqué no tienen ciertas cosas y que tener cosas no es una buena base para la amistad o la popularidad. Enséñales a pensar por sí mismos y comparte con ellos/as ejemplos de personas que han hecho esto a lo largo de la historia.

No es sólo la presión de los amigos/as, también está la presión de los publicistas. Puedes utilizar esto como una oportunidad para una lección de economía. Tus hijos/as deberían saber que la primera preocupación de los fabricantes de juguetes es el beneficio económico, no hacer buenos juguetes.

Fuente: Kate Donnelly. The nonviolent activist Abril/Mayo 1987. Publicado en "En Pie de Paz", dic. 87